Sanar el trauma desde un enfoque integrador con EMDR
Descubre cómo el EMDR y un enfoque integrador pueden ayudarte a sanar heridas emocionales profundas. Psicoterapia para el trauma desde el respeto, el cuerpo y la evidencia.
Laura Fernández
¿Qué entendemos por trauma psicológico?
El trauma no se define por el evento en sí, sino por el impacto que ese evento tuvo en nuestra mente y en nuestro cuerpo. Puede ser el resultado de experiencias abrumadoras, vividas en soledad o sin recursos internos o externos para afrontarlas.
Desde una mirada integradora, el trauma es una herida en la capacidad de conectar con uno mismo, con los demás o con la vida. A menudo deja huellas en el cuerpo, en la memoria y en el modo en que percibimos el mundo.
Señales de que el trauma puede estar presente
Recuerdos intrusivos o pesadillas
Hipervigilancia o sobresaltos frecuentes
Evitación emocional o desconexión
Reacciones intensas ante situaciones cotidianas
Dificultades en relaciones íntimas o límites personales
Muchas personas no identifican estas señales como síntomas de trauma, pero su cuerpo sí recuerda lo que su mente intenta olvidar.
¿Qué es EMDR y cómo ayuda a sanar?
EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares) es una terapia basada en evidencia científica que ayuda a procesar experiencias traumáticas no integradas.
Durante la terapia, se estimula bilateralmente el cerebro (a través del movimiento ocular, sonidos o golpecitos alternos) mientras la persona recuerda aspectos de la experiencia traumática de forma controlada y segura. Esto facilita la integración de esos recuerdos y reduce su carga emocional.
Enfoque integrador: más allá del síntoma
Aunque EMDR es una herramienta potente, en un proceso terapéutico integrador se combina con otras técnicas para acompañar de forma más profunda y personalizada:
Trabajo con el cuerpo: muchas heridas traumáticas quedan grabadas somáticamente. Explorar la experiencia corporal permite liberar tensiones y conectar con sensaciones de seguridad.
Psicoeducación sobre trauma: comprender cómo el sistema nervioso responde ante el peligro (lucha, huida, congelación) permite reducir la culpa y aumentar la compasión hacia una misma.
Fortalecimiento del yo: trabajar el vínculo terapéutico, los recursos personales y la autoestima como pilares del proceso.
¿Es necesario revivir el trauma para sanarlo?
No. Una intervención basada en evidencia y ética no busca revictimizar ni forzar a hablar de lo que no se puede o no se quiere. El proceso se adapta al ritmo y a la capacidad de cada persona. En EMDR, se trabaja desde la seguridad, con una base sólida de preparación antes de abordar recuerdos complejos.
¿Cuándo buscar ayuda?
Si hay experiencias pasadas que siguen doliendo, si sientes que reaccionas con más intensidad de lo que la situación merece, si hay patrones que se repiten... tal vez haya heridas que necesiten ser escuchadas con respeto y acompañamiento profesional.
Sanar es posible. Con el acompañamiento adecuado, tu historia puede encontrar un nuevo sentido.
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